El Giro Transcendental
A casi 5 meses del inicio de esta tan controvertida campaña, Estados Unidos de América postularía a su 45avo Presidente, el Señor Donald J. Trump.
Aún recuerdo cuando se comenzó a escuchar por todos los medios de comunicación, la idea de lanzar para presidente a uno de los hombres de negocios más exitosos del mundo entero, hasta ese momento, imaginé que todo era parte de un “reality show”, pensaba: “Vaya manera de querer entretener a la América moderna” más conforme el tiempo avanzaba y la aceptación masiva incrementaba, me di cuenta que no era un “reality show” que estaba siendo parte de una realidad que cambiaría la historia para siempre.
No soy política, ni mucho menos sabedora de leyes, sin embargo no se necesita tener un Doctorado en leyes para darse cuenta de cómo un hombre cambió la historia del mundo entero. Su campaña estuvo llena de controversia, desde el principio hasta el final; parecía que el mundo estaba siendo protagonista de una película que abarrotaría las taquillas de cualquier cine donde esta se reprodujera.
Y es que analizando bien la situación, de cualquier manera se haría historia; por una parte tendríamos a la primera mujer gobernando nuestro país o por otro lado, tendríamos al primer hombre de negocios sin conocimientos políticos en la Casa Blanca.
Recuerdo que esperaba con ansias los resultados, sentada en ese sillón lleno de esperanzas, lleno de alegrías e incertidumbres, ¡por poco y me como mis dedos! El mapa de los Estados Unidos no pudo contener más el peso de todos los votos que los ciudadanos plasmaron en las urnas al ejercer su deber cívico; al no poder más, explotó en un brillante azul, dando a conocer alrededor de las 2:30 de la mañana, el resultado tan inesperado, Donald J. Trump se habría de convertir en tu Presidente en mi Presidente en el Jefe de Estado.
De antemano sabemos que mucho temor hay, mucha incertidumbre predomina y la ansiedad se apodera de muchos, sin embargo, nosotros tenemos una obligación moral con nosotros mismos, con nuestro pueblo, con nuestra raza, con nuestras raíces; los hispanos permaneceremos unidos y más fuertes que nunca, inculcando valores morales a nuestros hijos y a nuestros familiares. Mostraremos al mundo que nuestra unidad va más allá de nuestras diferencias de opinión y que juntos podemos seguir haciendo de esta nación la cuna de nuestros más preciados sueños.
Termino amigos diciéndoles que no importa que tan recia este la tormenta, siempre sale el arcoíris, no importa que tan oscura sea la noche, siempre hay un amanecer resplandeciente y no importa que tan drástico sea el panorama… ¡mientras haya vida, habrá esperanza!
Por ahora, seamos parte de esta historia y tracemos la trayectoria que nuestra conciencia quiera trazar.
Ruby Galván❀